lunes, 29 de agosto de 2011

LA SELECCIÓN COLOMBIA REQUIERE TÉCNICO EXTRANJERO

COLOMBIA REQUIERE UN TÉCNICO EXTRANJERO PARA LA SELECCIÓN

Uno de los temas de moda en Colombia es el nombramiento del próximo seleccionador nacional de fútbol. Pues bien, ante el silencio de muchos, respondiendo a sus intereses o desintereses, propongo un punto de vista para el debate frente a la situación de nuestro fútbol: Colombia requiere un técnico extranjero de renombre para la Selección.

Y más allá de lo meramente resultadista, deseo hablar de unas ganancias desde lo cultural: el solo hecho de pensar en un técnico colombiano ante la polarización que genera (reflejo al fin de nuestra sociedad) nos llevaría a nuevas disputas regionales. Si se nombra un valluno causará resquemores en el centro, si es costeño, la pelea será con los vallunos, si es capitalino entonces se enojará el resto y si llega de casualidad otro antioqueño entonces repetirán muchos que volvió la “rosca paisa”. El fútbol debe encaminar desde su selección absoluta a un proyecto de nación, máxime en un país tan resquebrajado y un “adiestrador nacional” que convoque y que genere consensos lastimosamente no lo tenemos porque tampoco hay un ambiente muy benigno para quien llegue.

Un adiestrador extranjero y de renombre evitará muchas suspicacias con el llamado de asistentes y jugadores (insisto en lo de renombre pues un hombre que tenga en juego su prestigio no se va a dejar imponer jugadores del dirigente que guiñó su nombramiento). Sin embargo, hay que decirlo: se trabaja con los amigos y eso la hará tanto un local como un extranjero.

Otro punto en juego, está muy emparentado con lo anterior. A los jugadores constantemente se les exige actitud. Supuestamente aptitudes les sobra y eso lo demuestran a cada domingo en los estadios del mundo pero cuando se enfundan la amarilla parecen olvidar su talento. Se les nota carentes de talante.

La actitud, sin embargo, está mediada por el adiestrador técnico. En nuestros tiempos más que un estratega deportivo, éste tiene que ser un gran motivador. Es en lo que los colombianos más fallamos. Nuestros técnicos parece que no logran penetrar el alma de nuestros jugadores, o seguramente estos después de estar en semana con los mejores del mundo, ya no les presten tanta atención. Nuestras “estrellas” llevan tantos años escuchando a los entrenadores nuestros en todos lados con sus frases gastadas en su libreto sabido de memoria, que ya como que no les creen demasiado.

Además, y esto no es ningún descubrimiento en nuestros países del trópico, les creemos a veces más a lo de afuera. Lo extranjero tiene cierto carácter de verdad: baste recordar que en el tiempo de El Dorado los jugadores nuestros se quejaban que a los extranjeros los traían más por su acento que por su talento. Y bueno, si les creemos más a lo de afuera pues démonos un chancecito. Ya no tenemos nada para perder.

Muchos por románticos, áulicos o muy cercanos a la Selección y por tanto temerosos de perder un saludito o un contrato, salen a decir que los técnicos nuestros tienen talento de sobra. No creo en ese nacionalismo trasnochado y subjetivo. Si tuviéramos tanto talento no nos “arrugaríamos” ante un partido decisivo. Un técnico capaz, en estos tiempos de resultados inmediatos, es el que tiene la probidad para motivar al jugador y decirle que tras cada nuevo cotejo hay una nueva meta. Que si con su premio ya compró su casa y con su sueldo libró su carro, hay otros objetivos como la representación de un país o una región; o que un chico al frente de la tele lo tiene como su ídolo y no lo puede defraudar. De eso y bastante tiene que hablarle un técnico a sus dirigidos. Se que si traemos un técnico exitoso, él mismo se tornará en espejo para nuestros nóveles jugadores y seguramente saldrían mas motivados a defender la camiseta. Acaso no ocurrió recientemente con Gareca en el América, que la presencia del ídolo de siempre motivó a los muchachos a sudar más la casaca escarlata.

Otro argumento es de tipo histórico. ¿Acaso no fueron extranjeros los que trajeron este deporte? Además, algunas de nuestras grandes gestas las forjaron extranjeros. Nuestras primeras salidas internacionales terminando los años treinta y cuarenta. El famoso empate 4-4 que tanto avivó nuestro nacionalismo lo conseguimos con el argentino Pedernera, “Tóquense a ver qué tienen entre las piernas”, dicen que les dijo en el entretiempo del partido. El subcampeonato de la Libertadores del 78, con el Deportivo Cali, fue de la mano de Bilardo, entre otras. Para el caso antioqueño algo similar ha ocurrido: nuestra Selección Antioquia tuvo en los 50 a un alemán como entrenador, Al “Charro Moreno” y a Sheguini, el Medellín le debe las dos estrellas que por muchos años iluminaron el firmamento rojo, y a otro argentino, Oswaldo Zubeldia, Nacional le debe un campeonato y la implementación de un estilo de juego cuya estela aún recorre muchos estadios y camerinos y del cual aún se recogen frutos.

Señores dirigentes (¿?) hay que asumir riesgos. No podemos seguir siendo temerosos. Aunque bastante hemos perdido no todo está perdido. No le temamos a una decisión que ya han tomado otros países (o acaso en estos tiempos de globalización no nos piden que nos pensemos como latinoamericanos). El fútbol debe ser lazo de unidad entre naciones.

Aunque viéndolo bien, ¿por qué no importar un par de buenos dirigentes? Porque si dicen que el discurso de los maturanas, chiquis, bolillos, ruedas y compañía, está agotado, el de los astudillos, correas pastrana, morenos, gonzález y yunes y compañía, está rancio y desacreditado.

Noviembre de 2005
GUILLERMO ZULUAGA CEBALLOS

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